miércoles, 3 de abril de 2013

DÍA MUNDIAL DE LA SALUD



* En México, la incidencia de hipertensión arterial disminuyó de 715 casos nuevos por cada 100 mil habitantes de 15 años y más, a 686 casos de 2006 a 2010.
* En 2010, la población de 80 años y más concentra la tasa más alta de morbilidad hospitalaria por hipertensión esencial o primaria (312 hombres y 390 mujeres por cada 100 mil habitantes de cada sexo).
* Las mujeres embarazadas de 20 a 24 años, presentaron la tasa de morbilidad hospitalaria más alta por preeclampsia durante 2010 (188 casos de cada 100 mil mujeres de ese grupo de edad).
* Del total de personas con trastornos hipertensivos en México, 34 de cada 100 fallecieron durante 2011 por enfermedades renales relacionadas.
* De 2006 a 2011, se incrementó la tasa de mortalidad observada por enfermedades hipertensivas en población de 15 años y más (pasó de 17.67 por cada 100 mil personas a 23.06).
* Durante 2011, 23 de cada 100 defunciones de mujeres embarazadas (de 15 a 49 años) son por trastornos hipertensivos durante el embarazo.
INTRODUCCIÓN
En 1945 la Organización de las Naciones Unidas, acordó la creación de un organismo dedicado a la salud, con la finalidad de que todos los pueblos alcanzaran el grado más alto de salud posible (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2006). Posteriormente, en la Conferencia Sanitaria Internacional celebrada en 1946, se presentó y adoptó la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que entró en vigor el 7 de abril de 1948 (OMS, s. f.); uno de sus primeros actos oficiales fue establecer el Día Mundial de la Salud, que se celebraba durante el mes de julio, para después hacerlo el 7 de abril; a partir de 1950 la OMS elige un tema cada año para su conmemoración (OMS, 2012).
Para 2013 la OMS seleccionó como tema “la hipertensión”, con el objetivo de reducir el número de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares en la población, por considerarse un factor de riesgo que aumenta la presencia de complicaciones cardiovasculares y renales, entre otras (OMS; 2013a).
A nivel mundial, la OMS estima que la hipertensión arterial causa la muerte de 7.5 millones de personas y representan 12.8% del total de las muertes (OMS, 2013b); además, señala que uno de cada tres adultos tiene la presión alta (OMS, 2012), lo que preocupa por las complicaciones que genera: insuficiencia cardiaca, enfermedad vascular periférica, insuficiencia renal, retinopatía y discapacidad visual.
En México, la prevalencia de presión arterial alta, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT, 2012) -tomando en cuenta los criterios establecidos para la población de 20 años y más-, es de 33.3 en hombres y 30.8 en mujeres de cada 100 personas de este grupo de edad y sexo. Este padecimiento en su fase inicial es asintomático, lo que dificulta una detección oportuna e incrementa los factores de riesgo asociados, al iniciar tratamientos de control tardíos (Instituto Nacional de Salud Pública [INSP], 2012).
Con el objetivo de sensibilizar a la población mexicana sobre la importancia del cuidado de su salud y en conmemoración al Día Mundial de la Salud, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presenta un panorama general sobre la situación actual de la hipertensión arterial en México.
GENERALIDADES
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias, la cual se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La misma se compone de presión sistólica (primer número), que es el valor máximo que registra el sistema circulatorio, cuando el corazón se contrae para bombear la sangre a las arterias para llevarla a todo el organismo; y la diastólica (segunda cifra), que representa el valor mínimo que registra la arteria cuando el corazón se relaja para llenarse de sangre nuevamente.
Cuando se presenta presión arterial alta llamada también hipertensión arterial (HTA), la presión de la sangre se eleva en las arterias debido al estrechamiento de las más pequeñas (llamadas arteriolas), que son las encargadas de regular el flujo sanguíneo en el cuerpo; esto hace que el corazón trabaje más para lograr bombear la sangre a través de ellas, lo que aumenta la presión en los vasos sanguíneos. Este padecimiento generalmente es asintomático pero con el tiempo produce cambios estructurales principalmente en las arterias del cerebro, corazón y riñones (OMS, 2002).
De acuerdo con la OMS, los parámetros internacionales para considerar hipertensión son presión sistólica mayor a 140 mmHg y diastólica superior a 90 mmHg; y refiere que entre algunos grupos de edad, el riesgo de enfermedades cardiovasculares se duplica por cada 20/10 mmHg de incremento en la presión sanguínea, para tomar como presión arterial alta desde 115/75 mmHg (OMS, 2013b).
En México, la NOM-030-SSA2-2009, Para la prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y control de la hipertensión arterial sistémica, identifica tres estadios de la misma de acuerdo con parámetros establecidos de presión sistólica y diastólica, que debe basarse en el promedio de tres mediciones dos semanas después de la detección inicial, con el propósito de evitar “falsos negativos” provocados por la presencia de un médico o enfermera (Diario Oficial de la Federación [DOF], 2010).
Este padecimiento es multifactorial y converge con otras condiciones de salud como el sobrepeso, obesidad, estilos de vida que modifican la alimentación, sedentarismo y hábitos nocivos –tabaco o alcoholismo–. La percepción que tiene la población acerca de la hipertensión arterial como factor de riesgo para su salud no es clara, incluso muchas personas presentan niveles de presión alta sin percatarse (OMS, 2002).
MORBILIDAD
La morbilidad es la presencia de enfermedades, lesiones y discapacidad entre la población y permite conocer la frecuencia y distribución de estos padecimientos mediante dos medidas esenciales: la incidencia y la prevalencia. De acuerdo con la OMS durante 2008, la prevalencia de hipertensión arterial entre la población de 25 años y más a nivel mundial es de alrededor de 27 de cada 100 personas. Por regiones, África tiene una de las prevalencias más altas (36.8), mientras que la región de las Américas la más baja (23). En la región, Canadá y Estados Unidos tienen las prevalencias bajas (alrededor de 15); seguidos por México (24.4); y en Brasil, Chile y Cuba, aproximadamente de 30 respecto a la población de 25 años y más (OMS, 2013c).
El número de personas que contraen una enfermedad en un periodo determinado se conoce como incidencia –se calcula generalmente por cada 100 mil habitantes– y mide los casos nuevos de un padecimiento (Population Reference Bureau, 2011). A nivel nacional, de 2006 a 2010, la incidencia de hipertensión arterial presenta una tendencia poco variante, es en 2009 cuando se registra el mayor número de casos nuevos por este padecimiento (718 casos nuevos por cada 100 mil habitantes de 15 años y más) y en 2010, la más baja (686 personas). Al considerarse la hipertensión arterial una enfermedad de seguimiento epidemiológico, el Sistema de Notificación Semanal registra todos los casos que se presentan en nuestro país.
Por entidad federativa, en 2006 la región sur del país presentó la incidencia más baja de hipertensión, comparada con la del norte, este comportamiento se mantiene similar para 2010, en donde el norte del país detectó el mayor número de casos nuevos de hipertensión. Las entidades con incremento de casos nuevos de 2006 a 2010 son Chihuahua (483 casos más respecto a 2006), Sonora (130) y Michoacán (102); en tanto, en los estados de Jalisco (228), Coahuila (225) y Guanajuato (168 personas) se redujo la incidencia para el mismo periodo.
La incidencia de hipertensión arterial está relaciona con los estilos de vida de la población como estrés, alimentación deficiente y prácticamente nula actividad física. Conocer los casos nuevos de hipertensión es útil para dar seguimiento a esta enfermedad y promover acciones no sólo desde el tratamiento farmacológico sino también, de autocuidado que fomenten el consumo de dietas adecuadas (reducir el uso de la sal), monitoreo de la presión, control de peso y evitar la vida sedentaria (Orduñez, Pérez y Hospedales, 2010).

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