jueves, 27 de septiembre de 2012

Columna sin nombre


Pablo Jair Ortega
www.columnasinnombre.com
pablojairortegadiaz@gmail.com

27 de SEPTIEMBRE de 2012

LOS PENECOS DE PORTILLA Y VILLALVAZO
Este miércoles la palabra “Pendejo” fue la estelar en las noticias. Uno porque fue el hashtag tuitero #VillalvazoEsUnPendejo que se ganó Alejandro Villalvazo, presentador de noticias de TvAzteca, porque le dio duro y tupido al más despiadado de las izquierdas: Fernando González Noroña, quien dejó de ser diputado federal pero es todo un tuitstar en eso que antes era microblog y ahora es red social.

El segundo fue Lorenzo Antonio Portilla, quien en lugar de imitar a su homónimo regiomontano para darle doce rosas a las reporteras, les mandó uno de esos guarros que llaman guachomas a las que cubren la fuente del Congreso para soltarles un “pendejas”.

Total que entre pendejos, ayer destacaron dos. Uno nacional y otro en Veracruz.

Lo de Villalvazo sin duda son gajes del oficio. Si bien hay gente que le cae gordo la manera en que se maneja Fernando González Noroña como político, también tiene su club de fans. Y aunque las figuras más conservadores y recalcitrantes de la derecha vean a Noroña como simple barbudo alborotador pejista, la verdad es que la culpa no la tiene el indio, sino quien le formó la personalidad: la clase política tan caricaturesca, nefasta, demagógica, convenenciera e hijos de su repipin chamuco necesita un Noroña que los esté castrando.

Así pues, la entrevista en radio del señor Villalvazo cuestionó duro al ex legislador, causando escozor entre los simpatizantes de Noroña, y con eso de que los medios tradicionales son parte del juego político y blancos favoritos de una juventud rebelde, pues ahí le llovió vía Twitter.

Sin duda es respetable la manera en que uno se puede expresar de algo o de alguien, pero parece incongruente que una juventud cansada de tanta pinchi transa, de tanta violencia que les obliga llamar “asesino” a Calderón, y tanta matazón de narcos, sea la que incite violencia (aunque sea verbal) contra un periodista.

No podemos entender que se busque el cambio, la paz en este desgastado México, cuando de manera tuitera se agrede a quien tiene su manera de trabajar como periodista o presentador de noticias. Y no es que se defienda a Villalvazo: en lo personal, por salud mental, este autor evita la jodida programación de TvAzteca y sus presentadores pedorros.

Y es que aunque se quejen de que periodistas como Villalvazo sean vendidos, lameesos, hueleesos, etc., el remedio es muy sencillo: apagar la tele, el radio y no comprar ese periódico.

Que los taxistas escuchen a gente como Villalbazo, pues es cuestión de gusto. Si lo que se trata es de que la gente cambie de estación y “abra los ojos”, “apague la caja idiota”, que se haga una revolución y se democraticen los medios, basta con voltear a ver a la prensa cubana: servil, censurada, más pobre que la prensa mexicana.

El otro pendejo fue uno de los chalanes del nuevo titular del Órgano (agarre a su perro, mi auditor) Fiscalizador del Estado de Veracruz.

Ya sabe: es de esos que le cargan la maleta al patrón y le huele las flatulencias para decir que es esencia de jazmín y lavanda. Le suplica que le eche otro en la cara para sentir el fresco amanecer entre sus nalgas.

Pues uno de estos energúmenos tiene la piel tan sensible, que cuando Lorenzo Antonio terminó de rendir protesta y fue abordado por las reporteras con preguntas incómodas, espetó un “pendejas”.

Las colegas olímpicamente ignoraron al vato, a final de cuentas no merece ni la más mínima atención, pero ya de entrada al auditor superior del estado le creó una imagen de intolerante con la prensa.

Lo peor es que no sabemos si el auditor tomará medidas o se disculpará por el comentario de su chalán, porque la prensa no se merece groserías de esa magnitud.

Ya de entrada su actitud es de pendejos.

EPÍLOGO: “Pendejo”, según el Diccionario de la Real Academia del órgano (agarre a su chalán, mi auditor) móvil situado en el interior de la boca se refiere al “Pelo que nace en el pubis y en las ingles”, mismo lugar donde oficia el guarro de Lorenzo Antonio su papel de huelepedos. “Peneco”, es la manera en que las abuelitas le dicen a los nietos más morritos cuando se caen aprendiendo a caminar.

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