Me da muchísimo gusto el poder estar con ustedes, y agradezco mucho esta oportunidad, en la Inauguración de la Línea Dorada, la Línea 12 del Metro. Una obra que fortalece, de manera determinante, el sistema de transporte colectivo más importante y más emblemático de la Ciudad de México y, quizá, del país.
Yo quiero expresar mi reconocimiento a las autoridades del Gobierno del Distrito Federal, en particular, al licenciado Marcelo Ebrard Casaubón, por su voluntad, por su visión y por su empeño por sacar adelante este proyecto, que está llamado a revolucionar el transporte y la movilidad de los capitalinos en el Sur de esta gran metrópoli.
Es evidente que el Sistema del Metro Metropolitano, del Metro de la Ciudad de México, en general y, en particular, esta Línea 12, la Línea Dorada, es una obra de ingeniería que compite con las mejores del mundo.
Y, por eso, hay que felicitar, me sumo, a las ciudadanas y a los ciudadanos que lo hicieron posible; a los ingenieros, a las y a los ingenieros, a las y a los arquitectos, urbanistas, a los topógrafos, a los soldadores, a los electricistas, a los trabajadores, a todo el personal que, durante tres años, estuvo involucrado plenamente en la construcción del trazo más largo del Sistema de Transporte Colectivo, del Metro, una longitud de 25 kilómetros y que ha superado, con solvencia y con eficacia, todos los retos técnicos que se le presentaron.
Este proyecto no sólo exigió lo mejor de la ingeniería mexicana, que vaya que tenemos una gran calidad en las y en los ingenieros mexicanos, sino, también, una ardua labor de concertación social.
Porque, como ha descrito el Jefe de Gobierno, fueron muchos los problemas que se tuvieron que resolver, las resistencias que se tuvieron que vencer, los obstáculos que se tuvieron que superar, pero como queda evidente a los ojos de todos, vaya que ha valido mucho la pena.
Estoy convencido del enorme impacto social y económico de esta ampliación del Metro, que compensa con creces, por supuesto, todos los esfuerzos realizados.
Yo, en particular, soy partidario de la enorme importancia de la prioridad de invertir en sistemas de transporte colectivo, porque tienen un impacto progresivo muy importante, un impacto de equidad, versus otros sistemas de transporte individualizados
Gracias a esta Línea 12, va a mejorar notablemente la calidad de vida de la gente, de los habitantes de Tláhuac, de Milpa Alta, de Xochimilco, de Iztapalapa, de Coyoacán, de Benito Juárez, de quienes habitamos en Álvaro Obregón.
Más de 430 mil, probablemente mucho más, por conservadoramente medio millón de capitalinos, van a ahorrar diariamente tiempo, dinero y esfuerzo en sus traslados.
Podrán convivir más horas con familiares y amigos. La importancia de devolverle a la gente una hora diaria de su vida, para poder disponer de ella libremente, es, probablemente, uno de los grandes impactos personales y sociales que obras de este tipo pueden realizar.
Se va a gastar menos, también, en pasajes. Hay menos exposición a riesgos de inseguridad, asaltos. Es una obra que va a impulsar la actividad económica en las Delegaciones, que va a alentar la inversión, que va a alentar el empleo. Ya lo ha hecho, desde luego, con la enorme derrama económica que implicó su construcción.
Lo cual, es fundamental para abrir nuevas oportunidades para los habitantes del Distrito Federal.
No es de descartarse, además, que esta Línea 12 se prolongue en el futuro, precisamente, para abarcar las demandas, verdaderamente, metropolitanas, ya no sólo de la Ciudad de México, sino de su área conurbada.
Y por todos estos beneficios para la ciudadanía, me parece que una obra colosal como esta, requería, por supuesto, el apoyo de todos.
Y por eso, también, hemos apoyado, también, desde el inicio, con la firme convicción que de este tipo de obras son una solución duradera y son una solución sustentable a los problemas de movilidad y de transporte de la Ciudad de México.
Se trata de un transporte moderno, de una solución eficiente, segura, ágil, económica y, sobre todo, que minimiza el impacto de contaminación, el impacto al medio ambiente en la ciudad. Esto es fundamental, también.
La operación de la Línea Dorada va a significar una masiva reducción en el número de autos, de autobuses, en circulación. Se estima en cerca de 22 mil toneladas de bióxido de carbono menos, al año, con esta obra de transporte masivo.
Va a contribuir poderosamente a mejorar la calidad del aire y, además, suma al compromiso de los mexicanos por reducir el calentamiento global y el cambio climático, consecuencia del mismo.
Nosotros, estamos convencidos, independientemente del origen partidista de los gobiernos, amigas y amigos, de que este tipo de proyectos deben contar con el apoyo invariable de todos los Poderes y de los distintos órdenes de Gobierno.
Y por eso, celebro el impulso que las y los legisladores, particularmente los de la Ciudad de México, hayan dado a establecer los recursos para sacar adelante esta obra.
También, conocemos, amigas y amigos, los importantes beneficios para los capitalinos y para la ciudad. En el caso concreto, amigas y amigos, se ha subrayado, y vale la pena insistir en ello, la magnitud del esfuerzo financiero y el enorme esfuerzo que se hizo para poder obtener tales recursos.
En total, como ya se ha dicho, fueron aproximadamente 24 mil 500 millones de pesos los que se invirtieron en estos años, de los cuales hubo una concurrencia importante, en primer lugar, del Gobierno del Distrito Federal.
Y fruto, también, de gestiones y negociaciones de diversos legisladores, y de negociaciones que condujeron a la aprobación de diversos presupuestos, de 2009, 10, 11 y 12, entre el Gobierno Federal, el Gobierno del Distrito Federal. Hubo una concurrencia de fondos Federales. Siete mil 500 millones, directamente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y cinco mil 700 del Fondo Metropolitano, del Fondo de Infraestructura de los Estados y otros similares. En fin.
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