Qué maravilla estar en la inauguración de este Centro Hidrometeorológico Regional Tuxtla Gutiérrez que, sin duda, contribuirá a fortalecer la seguridad de la población del Sureste de México y, también, de nuestros hermanos de Centroamérica.
Y aunque todos ustedes son expertos, simplemente, yo le comentaría a la gente que nos pudiera ver o escuchar en el resto del país, para qué sirve este edificio, este Centro Hidrometeorológico.
Es para saber cuánto va a llover y qué es lo que se va a inundar.
Y eso, como dijo el Gobernador, eso nos va a servir para prevenir desastres naturales y, también, para la agricultura, por ejemplo, y para muchas otras cosas. Y esto es fundamental, amigas y amigos.
Y, la verdad, es que es importante que se apoye a la ciencia y más cuando se apoya a la ciencia en dependencias del Gobierno.
Era preocupante lo que marcaba el ingeniero Luege, que mientras más graves son los fenómenos de cambio climático en México, y ustedes recuerdan el Huracán, el Stan, que pasó por aquí, por ahí del 2004-2005, menos presupuesto se le daba a la investigación científica para prevenir los desastres, lo cual era un absurdo. De hecho, el Servicio Meteorológico Nacional llegó a tener como 100 millones de presupuesto, al principio de la década y, precisamente, para el 2005, justo cuando fue el Huracán Stan, andaba en menos, en 75, que en términos reales ha de ser todavía mucho menos.
Y nosotros lo hemos venido incrementando y ahorita ya está, otra vez, en 400 millones. No otra vez, ya multiplicamos varias veces, y está este año en 400 millones de pesos, y estamos preparando el Paquete Presupuestal para que en la próxima Administración, ojalá, se le puedan asignar más recursos.
Y con eso se hacen estas maravillas que a todos nos sirven. Que, generalmente, sabemos que nos sirven, pero no sabemos lo que hay detrás. Y detrás de eso hay gran investigación científica.
Investigación científica bordeando este fenómeno mágico, extraordinario, del clima, de la hidrología, de muchas cosas. Y todo tiene que ver, a final de cuentas, amigas y amigos, con la temperatura del aire y del agua.
Esto que se genera, que una molécula de aire que es más caliente que la otra, va a estar más dispersa y, en consecuencia, pesará menos; dado que pesa menos, se irá hacia arriba y será desplazada a ese espacio por una molécula de aire que está más pesada, porque es más densa, porque está más fría. Y eso genera el viento.
Por eso, cuando se habla de una baja presión, es, precisamente, cuando hay ese. La baja presión provoca un ascenso de aire caliente, una entrada de aire frío y una gran probabilidad de lluvia, digámoslo así. En fin.
Toda una maravilla que, uno, cuando le va agregando complicaciones, empiezan las lluvias y luego de las lluvias las tormentas tropicales y los huracanes y hasta que llegamos a las cosas que se han visto aquí, en Chiapas, o que se están viendo, por ejemplo, allá, en Nueva York.
El Huracán Sandy que ha dejado ya una estela de muerte y destrucción, por desgracia, en Estados Unidos, e incluso antes a su paso por algunos países del Caribe.
Cómo ha sufrido México estos fenómenos naturales y cómo hemos sufrido, además, por la imposibilidad, aparentemente, ya vemos con este Centro que sí es posible, la imposibilidad de predecirlo.
Miren ustedes. El Huracán Gilberto que fue, en qué año, Luege. Se acuerdan ustedes. 97, 89, 88, si lo comparamos con el Alex o la Tormenta Tropical Alex que cayó, también, ahí, por Monterrey, destruyó todo. En fin.
El Alex trajo, no recuerdo la cifra, pero tres veces más agua que Gilberto. Tres veces más agua. Y, sin embargo, amigas y amigos, el Gilberto dejó decenas, sino es que cientos de muertos en Nuevo León.
Y el Alex, en cambio, creo que fueron, hubo algunas víctimas fatales, desgraciadamente, que tuvimos que lamentar, pero fue, realmente significativamente, menores. El General estaba por allá, efectivamente, General. El General Antúnez. Fueron tres personas las que murieron a consecuencia de Alex.
Es decir, murieron 20 años antes 100 veces más personas o 10 veces. En fin. Una cifra mucho mayor. Y la diferencia fundamental está en la capacidad de predicción y de prevención.
Por un lado la cultura de prevención civil que hemos tomado en México a raíz, ciertamente, de tantas experiencias dolorosas, pero, también, la posibilidad de prevenir y alertar a la gente ante los fenómenos meteorológicos que se generen.
Y para eso es importante el poder invertir en este Centro y el poder invertir en otros siete centros que se están construyendo alrededor de la República Mexicana.
Está este Centro de Chiapas, está uno en Campeche, está uno más en Obregón, en Sonora, otro en el Valle de México, otro en Monterrey, otro en Torreón, y se me escapa alguno más. En Guadalajara.
El hecho es que eso implica, amigas y amigos, que México está generando una gran capacidad de análisis de datos meteorológicos.
Siempre, creo que todos hacemos la broma de: Oye, pregúntale al brujo qué es lo que va a pasar. Si va a llover, si no va a llover.
Y aquí, no le preguntamos a los brujos, sino le preguntamos a los científicos y a los técnicos del Servicio Meteorológico Nacional, que cada vez tienen mayor certeza en sus predicciones, y no sólo de lo que va llover, sino cuál es el volumen de los ríos, cuánto llevan de descarga, qué posibilidades hay de que se inunde, qué presas hay que cerrar, etcétera, etcétera.
Me da gusto inaugurar este Centro, con una inversión de 92 millones de pesos, casi 100, del Gobierno Federal, que cuenta con dos sistemas de alerta, además, específicas, con un gran beneficio para los chiapanecos, además, particularmente para la gente de Tuxtla Gutiérrez.
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