El número de armas largas de alto poder
decomisadas aumentó de 2007 a 2011. Hace cinco años las pistolas representaban
el grueso de lo incautado, pero el año pasado los rifles representaron 65%, de
acuerdo con las cifras oficiales
Antes de que el
presidente Felipe Calderón iniciara la lucha contra los cárteles de la droga en 2006, 41% de las 4
mil armas aseguradas, en su mayoría eran pistolas.
Cinco años después, la proporción se invirtió y en 2011 los rifles
representaron 65% de las armas incautadas. La cantidad total de arsenal
encontrado en el país se multiplicó por ocho en ese lapso, de menos de 5 mil
piezas decomisadas se alcanzaron hasta 40 mil el año pasado.
Cada año hay al menos
10 mil denuncias en México por el delito de portación de arma de fuego, sin
embargo, durante todo el gobierno de Calderón la cifra de procesados por
tráfico de armas no llega a una decena. De acuerdo con la Procuraduría
General de la República(PGR), en un informe que entregó al
Congreso mexicano el pasado 14 de mayo, en todo el país 61 personas han sido
sentenciadas por el delito de tráfico de armas entre 2007 y 2011. En ese tiempo
137 mil 595 armas fueron aseguradas. Es decir, en promedio hay una persona
encarcelada por cada 2 mil 200 armas encontradas.
En México no existen tiendas de armas, poseerlas es ilegal a menos que
se consiga un permiso para probar que de ellas depende la vida o el empleo de
quien las porta. A pesar de eso, es el séptimo país con más armas en manos de
civiles en el mundo: 15 millones, una por cada tres adultos, de acuerdo con
Naciones Unidas.
Todos los días hay una tragedia vinculada con esas armas. El miércoles
pasado, dos adultos mayores fueron asesinados de camino a recoger a sus nietos
en un kínder —ubicado en la periferia norte de la ciudad de México— ella, de 50
años, por un disparo en el rostro; él, de 83, por una bala en el pecho.
Víctimas del fuego cruzado entre policías y delincuentes, según la fiscalía
local.
De 2007 a 2010
murieron 29 mil 242 personas en homicidios cometidos con arma de fuego, de
acuerdo con el recuento mundial de homicidios de la ONU, el cual cita cifras oficiales y de organizaciones no gubernamentales.
Lo “curioso” es que el propio gobierno mexicano, a través de
la PGR, dice que en ese lapso 34 mil 612 murieron como consecuencia de la “rivalidad
delincuencial”. Entre las dos cifras hay 5 mil decesos de diferencia. Si
ambos números son tomados como ciertos significaría que los miembros de los
cárteles también mueren en enfrentamientos a golpes o por lesiones de armas
blancas, y que no hay personas asesinadas en México con arma de fuego por otro
motivo que no sea la guerra entre cárteles.
Lo cierto es que 70% de las armas ilegales en México vienen de Estados
Unidos, dato admitido públicamente por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de
Fuego y Explosivos (ATF).
El número podría ser
mayor, advierte José Wall, agente de la ATF en Tijuana durante la operación Rápido y
Furioso —hoy asignado a Phoenix—, en
entrevista difundida ayer por Univisión; la cifra corresponde a las que se han
podido rastrear, pero contando las armas modificadas y a las que se les borra
la matrícula, “puede ser que la cifra sea hasta 95%”.
Ese solo tráfico representa 10% del negocio mundial de venta de armas
ilícitas, según la ONU. En 2008 20 mil armas estadounidenses llegaron a México.
Eso significaría que cruzaron la frontera alrededor de cinco armas con
licencia. “Aunque en realidad es más probable que las ventas se hayan
concentrado en pocos concesionarios cómplices”.
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