Ofrenda y culto en el
de día de muertos
Por Luis González
Romero
Que los muertos
vienen, que están con nosotros, que disfrutan la ofrenda que se coloca en los
altares, a donde se les pone lo que ellos acostumbraban, como alimentos, bebidas,
frutas y con el aroma de las flores de Cenmpazuchilt, la palmilla, mano de león
y cacahuatillo, se confunden entre los vivos, claro de manera invisible, aunque
se les alumbre con cirios o veladoras. Pero ellos están presentes y reciben la
visita de familiares, en los panteones,
en donde descansan sus restos
Una vez, como ocurrió
hace un año, el maestro José Emeterio Martínez Atanasio, nos envía para ésta
columnilla, su aportación sobre las tradiciones, costumbres del pueblo en éstos
días de Todos Santos o Día de muertos, lo que a continuación transcribimos “En
nuestro país sabemos de la grandeza de las culturas prehispánicas, de aquella
antigua civilización que nos heredo una gran sabiduría, un conocimiento capaz
de trascender pese a todos los obstáculos, vamos a citar una pequeña parte pero
muy significativa para el pueblo de México en general”.
EL CULTO A LOS
MUERTOS
“Para nuestros
antepasados la muerte no era más que una forma de vida. La vida y la muerte
tenían la misma realidad. En la antigüedad esta celebración se llamaba
“Xichimiki” (muerte florida), la cual se ofrecía a los guerreros que habían
descendido al miktlan a purificarse.
Nuestros antepasados
sabían que para poder subir tenían primero que luchar contra los “zenton
witznawa” (nuestros defectos).
Este viaje era muy
largo pasando por otro tipo de pruebas y obstáculos, mientras este viaje se
realizaba los familiares oraban y quemaban inciensos para darles aliento y
fortalecerles el alma; cuando retornaban del miktlan, a los guerreros se les
ofrecía comida, la cual tenía un significado de espiritualidad (alimentando su
alma).
También se les
adornaba con flores; lo cual significaba que habían terminado la gran obra, “la
purificación”. Con la llegada de los españoles y consumada la conquista
espiritual los pueblos prehispánicos sufren una despersolizacion de su cultura.
Donde se reforman los ritos y se convierten en formas populares del cual
tenemos “el día de muertos” o “todos santos”.
Describiendo los
aspectos de estas fiestas tomaremos a la región del municipio de Rafael Delgado
y pueblos vecinos.
El recuerdo de
familiares y amigos se hace palpable con
ofrendas en todas las viviendas. Esta fiesta tiene una duración de cuatro días
(30 y 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre).
Los altares se adornan
con las flores del cempoalxochitl, cabezones, moco de pavo, cozantsint y flores
blancas. Las ofrendas pueden o no tener
arco. Llevan papel picado, imágenes religiosas, ceras y sahumerios, agua
bendita que bendecirá a toda la ofrenda, cuando se termina de adornar, se
coloca un camino hecho con pétalos de cempaolxochitl que tiene la función de
señal de que se está esperando a los difuntos.
El 30 de octubre está
dedicado a los bebes y adultos que no fueron bautizados colocándoles un vaso
con agua en la puerta principal de la vivienda. El día 31 de octubre está
dedicado a los niños que murieron y recién bautizados, se les coloca una jícara
(especie de tazón de madera) con pétalos de flores, como símbolo del juego de
los niños, se les coloca juguetes de preferencia de barro, madera o palma, y
con respecto a la comida solo se les ofrenda pan, chocolate o atole y calabaza
en dulce.
El día 1 de noviembre
es dedicado a los adultos, se colocan comidas típicas de la región como el mole
con especies y el mole sin especies conocido también como mole corriente, un
platillo a base de caldo o polvo de maíz conocido como “ixkitl”, tamales de
frijol , tamales agrios de masa
conocidos también como tamales de piedra, atole de cacao, aguardiente,
también se ponen tenates y canastas rellenas de frutas y pan que se colocan por
cada difunto, una veladora que significa la luz para su largo camino hacia el
mas allá así como una cera por cada difunto que se espera y un vaso con agua en
medio de la ofrenda.
Después de que se han
alimentado y recuperado sus fuerzas para seguir la procesión que se les ha asignado por nuestro creador (Dios).
El día dos de
noviembre por la mañana se van a dejar las flores y ceras al panteón y se
bendicen las tumbas. De regreso al medio día se levanta la ofrenda y se
comparte con todas las amistades de la familia.
Por la tarde los ahijados visitan a sus padrinos llevándoles la ofrenda
y los compadres llevan la cerveza o el licor para convivir y a la vez los padrinos
esperan a los ahijados dándoles un obsequio si son menores se les da juguetes y
a los mayores se les da un tenate, canasta o servilleta.
Esta tradición se ha
ido perdiendo por los altos costos de los materiales, frutas, ingredientes que
lleva la preparación del mole y también de que ya no se les inculque a las
nuevas generaciones de lo importante que es conservar nuestra cultura. No
tengamos temor de internarnos a la cultura indígena, porque nos hace amar a la
humanidad, de la cual formamos parte y desterrar toda clase de complejos. Exploremos
con amor nuestras costumbres y tradiciones porque hay que amar a la cultura de
nuestros abuelos y su sabiduría, que son realmente los auténticos valores y
raíces de nuestros pueblos no debemos avergonzarnos de ello”, muchas gracias
maestros por su importante aportación para nuestros lectores, sobre todo para
las nuevas generaciones, que es en donde se empiezan a diluir nuestras
tradiciones….Por hoy es todo y hasta pronto.
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