El Presidente Enrique Peña Nieto está decidido a impulsar la producción del campo mexicano, dejando atrás las prácticas populistas y de simulación con las que los últimos cincuenta años han vivido del campo funcionarios, líderes y caciques, dedicados a explotar a los campesinos.
La etapa de mayor impulso con dichas prácticas sin duda se vivió en el sexenio del Presidente José López Portillo: Francisco Merino Rábago, entonces carismático secretario de agricultura, perdió la objetividad al contagiarse del virus denominado aspiración presidencial y creó una gran estructura burocrática en todo el país denominada distritos y unidades de temporal, que le servirían con posterioridad en el caso de lograr la candidatura presidencial, que finalmente no le llegó.
Para reforzar su propuesta en pos de la presidencia Francisco Merino, en un santiamén, multiplicó los créditos y apoyos rurales, canceló las carteras vencidas de los campesinos y duplicó en el papel la producción agropecuaria del país. Todo era mil sobre hojuelas, empero lo único que creció fue la nómina burocrática vigente hasta la fecha.
Hoy vivimos la cruda realidad: la producción agropecuaria es insuficiente. La alimentación de la población se logra gracias a las masivas importaciones de alimentos que realiza el gobierno federal. Empero recientemente los líderes de la CNC expresaron que las excesivas importaciones de alimentos dañaban en la venta de sus cosechas a los productores ejidales, lo cual resulta irrisorio, si vemos que la producción de maíz y frijol, por ejemplo se encuentra inflada desde los años de Francisco Merino.
La realidad es que la SAGARPA y las dependencias relativas al campo hacen como que apoyan a los campesinos y éstos hacen como que producen, con el beneplácito de sus líderes. La simulación es a tal grado dañina, que un prominente líder de la CNC en semanas recientes estimaba que sería merecedor del nombramiento como secretario de agricultura (…todo es cosa de seguir inflando los datos duros, habrá pensado).
Llegó la hora de la verdad y el próximo gobierno federal tiene la visión de lograr un campo próspero, justo, productivo, rentable y sustentable considerando que la característica común de las mujeres y los hombres que habitan en el medio rural es su franca desventaja frente a la población urbana para gozar derechos como el acceso efectivo a la salud, a la educación de calidad, a la seguridad social, a una vivienda digna y al trabajo. Estas limitantes los condenan a vivir en pobreza o bien a migrar a ciudades nacionales o a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades y vender sus tierras.
En esta lógica el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, envió hoy al Senado de la República una iniciativa que modifica, deroga y adiciona la Ley Agraria, para otorgar a los ejidatarios el derecho de propiedad sobre sus parcelas
El proyecto, que modifica, deroga y adiciona la Ley Agraria, otorga a los ejidatarios el derecho de propiedad sobre sus parcelas, ya que actualmente sólo tienen derecho de su uso y disfrute, debido a que la propiedad es colectiva.
Con los cambios propuestos, se permite a los ejidatarios transmitir propiedad, en lugar de ceder sus derechos, lo que implica la posibilidad de vender la parcela a otro ejidatario, a un avecindado en el núcleo de población ejidal o a personas ajenas a éste.
La propuesta de Calderón plantea que cuando se otorgue un crédito, la garantía se dé sobre la propiedad de las tierras y no sobre su usufructo, como ocurre actualmente.
Con dicha iniciativa se pone fin a la excesiva simulación y abusos en la compraventa de terrenos ejidales.
En la misma vena, por parte del equipo del Presidente Enrique Peña Nieto el responsable de los programas del campo es Enrique De la Madrid Cordero, quien cuenta con la seriedad, el talento, visión y cordura necesarios para acabar con los viejos paradigmas simulatorios y lograr la transformación del campo que se ha propuesto el Presidente Peña Nieto.
Ya veremos.
osé Sánchez Talavera
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