La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel
de carácter
crónico que se manifiesta mediante la aparición de placas rojizas cubiertas de
escamas blanquecinas sobre la superficie cutánea, así lo declaró el médico de la
coordinación de Prevención y Atención a la Salud del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) en Veracruz Norte, José Luis Barradas Velásquez.
“Estas placas pueden
localizarse en cualquier parte del cuerpo, pero preferentemente se localizan de
modo simétrico en codos y rodillas y en el cuero
cabelludo hasta en un 80 por ciento de los casos, por ello es necesario que las
personas en caso de ver alguna de estas anomalías acudan a su médico familiar”.
En ese tenor, explicó que este
mal tiene su origen en el sistema
inmune y el proceso
de recambio celular de la epidermis, que normalmente es de 20 a 30 días, en las
personas con psoriasis se reduce a 4 o 5 días, es decir, de cuatro a seis veces
mayor que en una piel normal.
“Las lesiones causan picor,
dolor y en ocasiones sangrado. Las zonas más afectadas suelen ser las
extremidades (codos y rodillas), cuero cabelludo, región y también otras partes del cuerpo como las
uñas, las plantas
de los pies y las palmas de las manos o los pliegues de la piel”.
Barradas Velásquez dio a
conocer que la evolución
de la psoriasis varía según el paciente: puede persistir toda la vida, durar
sólo unos meses o desaparecer durante largos períodos de tiempo
con o sin tratamiento. Algunos pacientes de psoriasis pueden permanecer sin
desarrollar la enfermedad durante años, aunque siempre existirá la posibilidad
de que las lesiones reaparezcan.
La psoriasis no es una enfermedad
infecciosa y, por lo tanto, no es contagiosa. No existe en consecuencia ningún riesgo
de contraer la enfermedad por estar en contacto con alguien que la tenga.
“La edad del primer brote de
psoriasis suele situarse entre los 15 y los 35 años. Esta enfermedad puede
aparecer en cualquier raza, pero con frecuencia distinta. Es más frecuente en
personas de raza caucásica o blanca. Respecto al sexo,
afecta por igual a hombres y mujeres”, sostuvo.
Por
último dijo que esta enfermedad puede provocar un deterioro
significativo de la calidad
de vida, en función
del desarrollo
o localización de la enfermedad en el cuerpo del paciente. Esto puede
repercutir de forma negativa en el estado
emocional, llegando en algunos casos al aislamiento social, inadaptación o
limitación de posibilidades en la vida cotidiana y tiempo libre del paciente.
“Es probablemente la
enfermedad cutánea que genera más incomodidades, por el hecho de ser visible.
Los enfermos consideran que la gravedad va asociada al impacto estético y a la
repercusión que ejerce en su calidad de vida”, concluyó.
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