sábado, 4 de mayo de 2013

Mónica Robles, denunciada por su reportero


 * El relato de Esteban Castillo, reportero y editor de Diario del Istmo  * Acoso y privación de la libertad  * Muestra el diente la candidata del PRI  * PRD se reserva Coatza  * Anaya Huerta en Obras Públicas  * Cuando se le colapsó el malecón * El proyecto García Luna no va  * Después de Caballero, Víctor Rodríguez o Baños
 MUSSIO CARDENAS ARELLANO
30 de abril de 2013
 Nunca, que se sepa, Mónica Robles de Hillman fue santo de la devoción de nadie, menos del gremio periodístico, al que como patrona gustaba menospreciar, tratar con desdén y cuando la oportunidad se le daba, cariñosearlo a patada limpia.
Engreída, soberbia, mantuvo distancia con las infanterías del periódico Diario del Istmo, ella como presidenta del consejo de administración, y ellos, los reporteros, como nada.
Así echó a la calle a muchos por el mayúsculo pecado de informar, de retratar la realidad como es, por denunciar la represión social, por testerear los intereses del Clan de la Succión, jefaturado por su padre, José Pablo Robles Martínez, descrito por el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán como un oportunista que lo mismo chupa de aquí que mama de allá.
Hoy vuelve a las andadas. Imprudente, corta de miras, cuando es candidata del PRI-Verde a la diputación local por el distrito de Coatzacoalcos, a medio ocultar su predilección por la izquierda, su adoración por Andrés Manuel López Obrador, las náuseas que le provocan los priístas, Mónica Robles de Hillman protagoniza un nuevo episodio de atropello laboral. Su víctima, Luis Esteban Castillo Pérez, reportero, fotógrafo, editor de la sección Vida Joven, de Diario del Istmo, y responsable de la revista de sociales “Se”.
Es abultado el paquete de delitos que Esteban Castillo reclama, desde hostigamiento laboral, amenazas, privación ilegal de la libertad, incomunicación y daño moral, a partir de un terrible momento que la mañana del jueves 25, cuando despertó, no habría imaginado. Y responsabiliza a Mónica Robles y a su hermano Héctor, “de todo incidente que pueda ocurrirme y que atente contra mi integridad física y psicológica”.
A eso de las 11:15, según la denuncia interpuesta ante la Agencia Primera del Ministerio Público del Fuero Común, Esteban Castillo fue requerido por el gerente de Diario del Istmo, Juan José Solórzano. Se trasladó a su oficina, donde lo esperaba un abogado de ese medio de comunicación, que reiteradamente se negó a proporcionar su nombre, y la jefa de Recursos Humanos, Nora Domínguez.
“Soy el abogado del periódico. Me envía Mónica Robles Barajas”, le precisó de entrada el abogado. Después escucharía un rosario de imputaciones de labios de la jefa de Recursos Humanos y la sentencia de que por instrucciones de Héctor Robles Barajas, director del periódico y hermano de la candidata priísta, le sería levantada una acta administrativa.
Esteban Castillo, como muchos otros, no vive con lo que le paga Diario del Istmo. Eso lo obliga a realizar trabajos extras en su horario libre. Se dedica a la “actividad lícita de la impresión de publicidad para varias empresas”. Así lo aclara en la denuncia.
A lo largo de cuatro horas, encerrado en la oficina del gerente, sometido a un trato soez, eso que los abogados llaman “tortura psicológica”, presionado y amenazado, Esteban Castillo vivió momentos de angustia, temor inducido, mientras negaba la imputación mayor: haber dispuesto del pago de una factura del periódico del Clan de la Succión.
Nora Domínguez le leía la acusación. Esteban Castillo lo negaba, pero “cuando les dije que eso era una imputación totalmente falsa y que no era una información fidedigna, me interrumpió la persona que se acreditó como abogado del diario y me dijo que no tenía derecho a hablar hasta que me tocara contestar”.
Molesto por el trato, los confrontó y exigió tener un abogado a su lado. Le respondieron que para eso estaba el de Diario del Istmo, que nunca reveló su nombre, obvio a los pies del Clan Robles. Dijo que se retiraría pero el gerente Juan José Solórzano alzó la voz: “Por ningún motivo te puedes mover de aquí, Luis Esteban. Esto no es un juego. Tengo instrucciones de Héctor y Mónica Robles de no dejarte salir de aquí hasta que no firmes esta acta que vamos a redactar. Y te callas y no hagas escándalo que como quiera nadie va entrar a ayudarte porque aquí mando yo”.
Nadie lo auxilió. Evidentes los hechos, la incomunicación, el acoso, la privación ilegal de su libertad, nadie movió un dedo para ayudar a un compañero de profesión. En Diario del Istmo laboran dirigentes de la Asociación de Periodistas de Coatzacoalcos (APEC), entre ellos su en ese momento aún presidente, Gerardo Enríquez Aburto, consejero también de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas de Veracruz.

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