martes, 7 de agosto de 2012

ACUERDO PARA INHIBIR EL ROBO DE TELEFONOS CELULARES A NIVEL NACIONAÑ


  Primero que nada. Bienvenidas y bienvenidos a Palacio Nacional, el corazón político de México; que, por cierto, estamos haciendo un esfuerzo muy importante para su pleno remozamiento, desde hace no sólo varios meses, varios años, desde el propio Bicentenario.

            Hoy, los he convocado para compartir una noticia muy importante para la seguridad de los mexicanos: La Firma del Acuerdo entre la Asociación GSM y los operadores de telefonía móvil que dan servicio en México, coordinados a través de la Asociación Nacional de Telecomunicaciones, a fin de inhibir el robo de teléfonos celulares a nivel nacional.

            Saludo, con afecto, a los directivos de las empresas que hoy firman este Acuerdo, las empresas más importantes de México: Telcel, Iusacell, Nextel y Telefónica.

            Sin duda, la firma de este instrumento, es una muestra palpable de su compromiso con México, el de estas empresas, y de su voluntad de colaborar en la lucha de los mexicanos para hacer de nuestro país, un país de leyes y de libertades.

            Saludo, también, con respeto, al licenciado Mony de Swaan, Presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones.

            Felicito a los representantes, también, de la Asociación GSM, la organización global más importante de operadores móviles, por el esfuerzo de combatir el tráfico transnacional de teléfonos móviles de manera ilegal.

            Antes de referirme al Acuerdo mismo, quisiera recordar dos pasos previos que en México ya se han dado en la materia:

            En primer lugar.

            La iniciativa que presentamos al Congreso de la Unión y que, posteriormente, ya aprobada por ésta, finalmente, aprobada por el Congreso, publicamos en el mes de abril, con una reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones, que establece como obligación de los concesionarios, la desactivación del servicio y el bloqueo de los equipos telefónicos que se reporten como perdidos o como robados.

            Esto es bien importante, amigas y amigos, déjenme detenerme en este punto. La gran mayoría de delitos que se cometen en México, la abrumadora mayoría, más del 80 por ciento, son delitos de robo, y en la gran mayoría de los delitos de robo, particularmente, en el robo a transeúntes, el robo es el celular.

            Y esto constituye una fuente de ingreso a los criminales, en algunos casos, de manera directa, en otros casos de manera secundaria, sucedánea al robo principal, pero, qué duda cabe, constituye un mercado negro de enorme vulnerabilidad para los ciudadanos.

            En muchas calles de la ciudad o en muchas ciudades de México se venden teléfonos celulares robados, teléfonos celulares que, incluso, se habilitan con otra línea telefónica y se venden casi comercialmente.

Eso hasta ahora, hasta la reforma que promulgué en el mes de abril, y que dispuso, también, que las empresas telefónicas deberían intercambiar entre sí la lista de los celulares robados o extraviados, las llamadas listas negras o negativas, para evitar su reactivación en otra compañía.

            Por ejemplo, como la compañía vende, digamos, el servicio telefónico de la línea, si un usuario llegaba con un teléfono funcional, lo podía usar simplemente y podía haber alguien vendiendo teléfonos robados, perdidos y, simplemente, activando las líneas con todas las compañías.

            Un teléfono de Telcel que fuera robado y fuera activado en otra compañía telefónica; un teléfono de Telefónica que fuera robado y activado en Iusacell; un Nextel y así sucesivamente.

            De esta forma, no sólo vamos a atender el grave problema que representa para muchos mexicanos el robo del teléfono celular, principalmente cuando es la única forma que tienen de comunicarse, especialmente, las familias más pobres.
            También, impediremos el uso de estos equipos en la comisión de otros delitos que puedan involucrar injustamente al dueño legítimo del teléfono. Éste es otro fenómeno que hemos venido observando.

            Muchos de los criminales que cotidianamente son atrapados por las autoridades Federales, utilizan teléfonos celulares robados o comprados. Vaya, ha de ser una mezcla. Pero se apoderan fácilmente de teléfonos celulares y los utilizan para su ilegal beneficio. Esto nos va a permitir, por lo menos, reducir el margen de acción de estos criminales.

            En segundo lugar. El segundo paso que dimos a consecuencia de la reforma, fue que el 19 de julio, hace unos días, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes firmó un Convenio de Colaboración con los operadores del servicio de telefonía celular, para que se comprometieran a lo que hoy ya están haciendo, que es entregar estas listas de teléfonos robados o perdidos.

            Y me da mucho gusto, hoy, que los concesionarios en México cumplan con este importante compromiso. Con ello, el Gobierno Federal va a estar en posibilidad de intercambiar estos registros con las autoridades de otros países, a fin de inhibir el robo de celulares.

            Nuevamente. No basta impedir que los celulares robados se vendan en las calles de México. Hay que impedir que los teléfonos celulares robados en México se vendan en otros países; o bien, que teléfonos celulares robados en otros países, se vendan en México.

            Y para ello, las empresas que hoy signan este compromiso y entregan sus listas, por mi conducto, a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, lo que hacen es compartir, por primera vez, esa base de datos.

            Qué es lo que le queremos decir, amigas y amigos, a los mexicanos.
            Que, a partir de estos actos, a partir de, muy pronto, el compromiso, como lo hemos escuchado, está a partir del día 1 del próximo mes, todo teléfono robado en México va a ser desactivado, todo teléfono perdido va a ser desactivado.

No sólo el número. El número, incluso, puede permanecer, si lo desea el derechohabiente. Va a estar desactivado el aparato mismo, con lo cual, se pierde un incentivo poderoso del delincuente de robar el celular.

            Yo sé del caso de muchas madres de familia, de muchos padres de familia, que sufren porque a sus hijos los asaltan, con tal de quitarle el celular, que es lo único valioso que llevan consigo mismo. Con tal de robarles el celular, los someten a actos de violencia.

Este robo cotidiano, que es de los que más se sufre, es, precisamente, el que vamos a inhibir, porque entonces, ahora el criminal no tendrá ningún incentivo. En el momento en que la víctima denuncie o dé a conocer a su compañía telefónica el robo de ese teléfono, según estos acuerdos y según la ley, éste teléfono deja de funcionar y ya no le sirve a nadie, con lo cual se inhibe, ese es el propósito y esperamos, este delito.

            Con la Firma del Acuerdo y el intercambio de listas que damos el día de hoy, damos el tercer paso en la dirección correcta para reducir un delito no sólo en México, sino a escala internacional.

            Ya he explicado que el Acuerdo consiste en que las empresas de telefonía móvil se comprometen a compartir sus listas negras, así llamadas las listas de teléfonos robados o perdidos con la Asociación GSM, de manera tal que, una vez que se reporte como robado o perdido, estas empresas actualizarán sus datos y permitirán, precisamente, que el teléfono no pueda ser utilizado.

            Las empresas van a actualizar estas bases de datos, van a enviar las listas a la Asociación GSM para intercambiar con los operadores de otros países.

            Cabe señalar que la Asociación GSM cubre a 220 países, ya que son, incluso, más países que las Olimpiadas, que los Juegos Olímpicos, yo creo; 220 países y une a más de 800 operadores móviles.

            Y en la medida en que más países y más operadores utilicen la plataforma para intercambio de información, nuestro esfuerzo para reducir el robo de celulares se va a ver multiplicado.

            Dentro de los beneficios que trae el Acuerdo están los siguientes:

            Primero. Se desestimula el robo de equipo celular al eliminar su funcionalidad, ya que un teléfono que aparezca como robado o perdido en la llamada lista negra, ya no podrá darse de alta, ni en México ni en otro país, por ninguna de las compañías que están suscribiendo.

            Si consideramos, por ejemplo, que el robo constituye el 80 por ciento de los delitos y que el robo de teléfonos celulares en la Ciudad de México, en esta Ciudad de México, el robo de sólo el teléfono celular es más del 10 por ciento de los robos, de todos los delitos, perdón, podemos dimensionar el alcance de este Acuerdo, sin menoscabo, de que, además, en un robo, cuando el teléfono celular no es el principal objeto del robo, es, sí, generalmente, un objeto secundario del robo.

            Segundo. Como he dicho, se evita que los teléfonos móviles robados o perdidos se utilicen en la comisión de ilícitos, que son tan graves y ofensivos como el secuestro, la extorsión telefónica que es bien importante, que no es un problema exclusivo de México, de muchos países lo es, pero que lo veremos reducido, ese es nuestro objetivo, con esta medida.
            Me ha tocado saber de casos dolorosos que mi esposa Margarita ha platicado con víctimas, que, incluso, ya desaparecida una hija, por ejemplo, los delincuentes seguían utilizando el mismo teléfono.

            Vamos a despojar a los criminales de una herramienta con la que podían cometer con más facilidad, al menos, sus execrables delitos.

            Y tercero. Habrá un bloqueo más rápido y eficaz de los equipos robados, esto gracias a que los operadores deberán homologar sus procedimientos a partir del 1 de septiembre, para poder inscribir sus listas negras en la base de datos de la Asociación GSM, aquí presente, y que agradezco mucho su colaboración con México.

            Cabe aclarar que este mecanismo no implica que el usuario pierda el número telefónico, si lo desea conservar; ni tampoco que los operadores den a conocer los datos personales del usuario. No implica absolutamente nada de eso.

            El único dato que se va a incluir en las listas negras es el llamado Código Internacional de Identidad del Equipo Móvil, el llamado IMEI, por sus siglas en inglés.

            Y si me permiten, yo sí quisiera para el público es importante que lo sepa. Todos los teléfonos celulares tienen en alguna parte del aparato, en este caso el mío lo tiene en letras chiquitas, ciertamente, pero en la parte de atrás de la batería, tiene el llamado código IMEI.

            Dice: IMEI:3585 etcétera, etcétera. Este IMEI yo lo tengo anotado en una documentación personal donde tengo mi cuenta de Banco, donde tengo mi Credencial de Elector, etcétera. Y este número IMEI es el que yo sugiero a la gente que anote y lo registre, lo meta al buró, lo meta abajo del cajón, en la caja de la plancha. En fin.

            Que guarde su número IMEI y que lo registre en una computadora. Y con el número IMEI, si sufre un robo o se pierde el teléfono, inmediatamente, no sólo, obviamente, exhortamos a que vaya y presente la denuncia de robo, eso es clave, pero, también, incluso, el solo reporte a la compañía telefónica, entiendo, puede ser de mucha utilidad para, precisamente, evitar que el teléfono sea usado indebidamente.

            El IMEI, entonces, es el Código Internacional de Identidad del Equipo Móvil, digamos, es el. No sé si equivalga al número de serie de los coches, probablemente, pero es un número único que tiene cada equipo móvil en todo el mundo.

            Teniendo el número IMEI, uno lo reporta con la compañía telefónica y, además, es lo deseable y lo pedimos, por supuesto, la denuncia de robo de este teléfono, señalando el equipo IMEI, nos ayudará a que ese equipo no se vuelva a utilizar más.

            Qué va a pasar cuando los delincuentes sepan que el teléfono que se roben no sirve. Desde luego, que se inhibirá un delito que les implica riesgo a ellos y que no les reporta ninguna utilidad.

            En el momento que deje de tener utilidad robar teléfonos, se va a inhibir, sin duda alguna, el robo de teléfonos celulares y con ello, la delincuencia que actúa en el país. En fin.


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