jueves, 22 de noviembre de 2012

CALDERON PRESENTO EL PROYECTO DE AMPLIACION DEL PUERTO DE VERACRUZ



            Me alegra mucho estar, nuevamente, en este bello Puerto de Veracruz. Sobre todo, estar en un sitio tan emblemático, como es este Castillo de San Juan de Ulúa.
             Me había tocado estar muchísimas veces en el Puerto para temas de aduanas, de la construcción de otro muelle que se hizo, la Presentación del Proyecto de la Ampliación o el Nuevo Puerto de Veracruz, que se vislumbra a futuro. En fin. Varias cosas.
             Pero no me había tocado estar aquí mismo, en el sitio del Castillo de San Juan de Ulúa. Me da mucho gusto estar.
 Y, la verdad, siempre con una gran emoción, el recorrer, el estar, el reconstruir, el colaborar al resplandor de los sitios arqueológicos o históricos de nuestro querido México.
             Ciertamente, se trata de abrir las puertas al pasado, pero esa es una manera muy gratificante y sólida para entender nuestra propia identidad y, con la misma, construir sólidamente nuestro futuro.
             Vale la pena repasar un poco lo que se ha dicho ya sobre esta isla, que lo fue durante mucho tiempo, probablemente hasta inicios del siglo pasado, cuando fue conectada artificialmente a tierra firme, y su destino fue labrado sobre las aguas del Golfo de México.
             Dicen que fue el mismísimo Juan de Grijalva quien desembarcó, precisamente, aquí, el día de San Juan, el 24 de junio de 1518. Y, por eso, recibió el islote, la isla, el nombre de San Juan.
             Y al encontrar los españoles cuerpos de personas sacrificadas deliberadamente, según prácticas o costumbres prehispánicas, en muchas partes de Mesoamérica, cuando se preguntaba a los nativos del lugar quién había sido, la respuesta, dice la investigación histórica, que los kuluas o kulúas lo habían hecho.

            Los españoles entendieron y asumieron que los nativos se referían al lugar y, desde entonces, le llamaron, también Ulúas. Y, desde entonces, la isla se llamó, finalmente, San Juan de Ulúa.
             En ese mismo Siglo XVI, bien pronto, y por razones estratégicas y militares, los españoles decidieron construir una fortaleza en el sitio de San Juan de Ulúa. Y el objetivo era obvio: era dotar a la Villa Rica de la Vera Cruz, el primer municipio continental, de un sitio que protegiera a la ciudad de los ataques de piratas o de otras potencias.
             Como sabemos, la Villa Rica de la Vera Cruz fue, durante siglos, la principal puerta de Europa a nuestro Continente.
 En 1535, entonces, inició la edificación del castillo, que fue construido bajo la figura de un presidio o fuerte español, concentrando en su interior tres funciones fundamentales, primordiales, que en esta reconstrucción se pueden entender de mejor manera.
 Una de ellas, quizá, de las más antiguas, se refiere a la Colonia. Se dice que aquí estuvo presa La Mulata de Córdoba, una mujer que fue acusada de practicar la hechicería.
 Y la leyenda dice que La Mulata de Córdoba pintó con un trozo de carbón un navío en la pared, con velas extendidas, el viento a su favor. Y esta leyenda, muy leyenda y muy fabulosa, digamos, cuenta que La Mulata se escapó subiéndose al barco y navegando hacia el horizonte. Suena un poquito difícil de creer, pero es muy bonita.
             La verdad es que aquí estuvieron encerrados por disposición de las autoridades virreinales varios independentistas, entre ellos, el Fraile Melchor de Talamantes, Mariano de Michelena, que fue una de las cabezas de la Conspiración de Valladolid, en 1809.
 Estuvo, también, narraba el Director del INAH, Francisco Javier Clavijero, que, como ustedes saben, fue uno de los Jesuitas que trajeron a América las ideas de la Ilustración, las ideas libertarias de Francia y las desperdigaron, precisamente, en nuestro territorio.
             Francisco Javier Alegre y Francisco Javier Clavijero, los dos Jesuitas, que  estuvieron, precisamente, en Valladolid, fueron los que prodigaron en su enseñanza, precisamente, las ideas de libertad y, en gran parte, también, las ideas de soberanía.
             No es casual, por tanto, que esas ideas hayan florecido en Valladolid, que es mi tierra, o en Morelia, y que allí, precisamente, se haya fraguado o se haya constituido la Cuna Ideológica de la Independencia, que ahí se hayan fraguado las ideas y que las ideas hayan sido hechas suyas por los libertadores de México, porque ahí, precisamente, estudiaron, tanto Miguel Hidalgo, como José María Morelos. 
Siendo, el primero, rector del Colegio Ilustre de San Nicolás de Hidalgo, y el segundo, alumno del San Nicolás, ahora el San Nicolás de Hidalgo, y el segundo alumno del propio Padre de la Patria. En fin.
             Decía: Francisco Javier Clavijero fue expulsado junto con todos los Jesuitas por órdenes de Carlos III, Carlos IV; Carlos III, bajo aquella consigna, que la hizo suya el Virrey Marqués de Croix, en México, y que decía: Sepan, ante las protestas que hubo por la expulsión de los Jesuitas; decía: Sepan los súbditos del Reino de Nueva España, que nacieron para callar y obedecer, y no para opinar ni discutir sobre los altos asuntos de Gobierno.
            Y Los Jesuitas, entre ellos Clavijero, que recibieron la orden de desalojar, con apenas sus vestimentas y algún objeto personal, antes de ser embarcados al exilio, fueron hechos presos, precisamente, aquí, también, en San Juan de Ulúa.
             La Fortaleza, como bien ha dicho el Gobernador, se convirtió, además, en un baluarte de la metrópoli y, además, el último baluarte; es decir, México, o nuestro país, se independiza y se independiza todo, salvo San Juan de Ulúa, porque aquí, todavía, cuando se da la Constitución de 1824, donde, precisamente, se debate sobre el nombre de nuestro país, y se asume el nombre de Estados Unidos Mexicanos, con cierta emulación a la Constitución de los Estados Unidos de América, que, entonces, era, digamos, el modelo a seguir por muchos de los Constituyentes, todavía en esa Constitución del 24, San Juan de Ulúa estaba en poder de los españoles.
             Y fue, precisamente, hasta el año siguiente, 23 de noviembre de 1825, cuando las tropas mexicanas conquistan y liberan, finalmente, el bastión de San Juan de Ulúa, consumando, finalmente, en los hechos, la Independencia de México.
                       Fue un 23 de noviembre de 1825, y, por eso, se conmemora año tras año, como lo haremos el día de mañana, el Día de la Armada de México, por ser, como dijo el señor Gobernador, la primera batalla naval o que da pie, precisamente, a la Armada de México.
             El Fuerte alberga una Casa del Gobernador, que es de nombre, no se lo vaya a tomar muy a pecho, señor Gobernador, ni modo, y que es la que está a mi espalda. Se ve bastante bonita y, bueno, sí. Es Casa del Gobernador, así se llama nada más, no se vaya usted con la finta, por favor. Y que fue una casa que fue testigo de decisiones trascendentales en la vida de México.
             Como ya se dijo, también, fue sede temporal, no sólo del Gobierno de Veracruz, que lo fue muchas veces, sino sede temporal del Gobierno de la República. Nada menos que don Benito Juárez, durante la Guerra de Reforma, se estableció aquí, con su Gobierno, 1858, 1859.
             Venustiano Carranza, también, estableció el Gobierno en 1915 en San Juan de Ulúa. Es evidente que la Fortaleza y la ventaja logística que daba la Fortaleza, le daba una gran ventaja al Gobierno para su defensa y su operación.
            Vale la pena recordar que don Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, antes de ser Presidente y de instalar el Gobierno durante la Guerra de Reforma, aquí en San Juan de Ulúa, también había sido hecho prisionero, cuando Antonio López de Santa Anna, dictador en su tiempo, lo desterró, a su vez, del país, en 1853, y también antes del destierro estuvo prisionero en San Juan.
            Ya recordaba también el Embajador de Maria y Campos, que San Juan de Ulúa es recordado por sus celdas. Alfonso, perdón. Es también recordado por sus celdas temibles, por la leyenda de Chucho El Roto, quien estando prisionero aquí, durante el Porfiriato, se dice que logró escapar dos veces, de la prisión. Habría que ver cómo le hizo.
             El Fuerte de San Juan de Ulúa, había venido funcionando finalmente ya en el siglo XX, hacia finales, como un sitio turístico, bueno, segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, el paso del tiempo hacía urgente la restauración y el rescate de este trascendente lugar.
             Una buena parte de la restauración que se hizo, con el esfuerzo conjunto del Gobierno de Veracruz, y el Gobierno Federal y el liderazgo del Instituto Nacional de Antropología e Historia fue, precisamente, la parte que no se ve, generalmente, de las restauraciones, que es toda la cimentación de la Fortaleza, que estaba terriblemente dañada, por el paso mismo del tiempo, el tipo de construcción que tenía, etcétera.
             Nos dimos, conjuntamente, insisto, a la tarea de rehabilitar el Castillo de San Juan de Ulúa, para dejarlo en las mejores condiciones posibles para recibir a los visitantes.
             Y esto, evidentemente, cumple una función muy importante. Nos interesa mucho que los empleos que necesitamos puedan provenir, precisamente, entre otras cosas, del turismo.
             Y es muy importante que el flujo tan relevante de turistas que viene al estado y al Puerto de Veracruz, tenga en la Fortaleza de San Juan de Ulúa un gran atractivo per se, que permita, precisamente, que ese flujo se regularice, tanto de turistas nacionales, como de extranjeros.
             Ya se ha mencionado, de las obras más importantes de esta remodelación; esta plaza, donde estamos, fue totalmente remodelada, rehabilitada; es la Plaza Central y el Patio del Gobernador, una instalación de un nuevo sistema de iluminación, instalaciones de sistemas de drenaje fluvial; la recimentación, prácticamente, en toda la estructura del Fuerte.
             Y gracias a esta restauración integral, los turistas que queremos que vengan, van a tener la oportunidad de conocer la historia, y además de la historia, las leyendas que guarda esta Fortaleza.
             Recorrer sus lugares emblemáticos. Por ejemplo, el Puente del Último Suspiro, sus celdas, sus pasillos, sus patios, sus torreones.
             Hoy, además, reabrimos el Castillo de San Juan de Ulúa con una nueva visión, que es más completa y más integral. A partir de hoy, algo importante, la Casa del Gobernador se convertirá en el Museo Arqueológico de Veracruz. Me venían comentando, tanto el Director del INAH, como el Gobernador, la recolección de piezas arqueológicas, prehispánicas, prácticamente en toda la Cuenca del Golfo, que se concentran, finalmente, aquí mismo, en San Juan de Ulúa, en la Casa del Gobernador, para darle paso a este Museo Arqueológico de Veracruz, que le va a agregar un enorme atractivo cultural y turístico a este lugar.
             Quiero resaltar que se trata de un esfuerzo muy importante, porque ahora, como hemos venido haciendo en otras partes. Ayer estuve en Michoacán mismo, también, para el rescate y reconstrucción del Convento Franciscano de Tzintzuntzan, el Convento de Santa Ana, que quedó extraordinariamente bien, la verdad. Es un gran rescate.
             Y, también, se instaló ahí un museo precolombino, con piezas de los lugares arqueológicos de la zona. Esta combinación de construcciones coloniales que se rescatan por el Gobierno mexicano y que se combinan con la exposición museística de piezas relevantes de la arqueología mexicana, es una combinación muy poderosa que permite al visitante conocer más de cerca, tangiblemente, la historia de México y nuestra ancestral civilización.
             Este Museo será la sede permanente de la exposición llamada: Dioses, Ritos y Oficios del Veracruz Prehispánico, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que, por cierto, estuvo hasta hace poco de visita en Argentina, y que cuenta con una colección de 266 piezas de las culturas de Veracruz, y entre ellas, culturas originarias y tan antiguas, como la Cultura Olmeca, que se asentó en el Sur de la entidad y que es cultura madre de diversas otras civilizaciones prehispánicas.
             Finalmente, amigas y amigos, hoy quiero hacer un especial reconocimiento al profesionalismo y entrega de todos los trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, encabezados por el Embajador De Maria y Campos; a los historiadores, a las arqueólogas, a los arqueólogos, arquitectas, arquitectos, ingenieras, ingenieros, museógrafos, a todos los profesionales de la restauración, a todos los profesionales de la arqueología, a todos los profesionales de la historia de México, porque han hecho un trabajo extraordinario no sólo aquí, en San Juan de Ulúa, desde luego, felicito a la responsable de este rescate, sino la verdad, lo han hecho a largo de estos seis años en que he tenido la oportunidad de ser Presidente de la República.
             Hemos abierto una docena ya de zonas arqueológicas, esperamos poder completar 14, como está previsto hacia fines de la semana próxima, que es el mayor número de zonas arqueológicas abiertas en muchísimo tiempo en México.

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