jueves, 1 de noviembre de 2012

Punto y Coma



Ofrenda y culto en el de día de muertos

Por Luis González Romero

Que los muertos vienen, que están con nosotros, que disfrutan la ofrenda que se coloca en los altares, a donde se les pone lo que ellos acostumbraban, como alimentos, bebidas, frutas y con el aroma de las flores de Cenmpazuchilt, la palmilla, mano de león y cacahuatillo, se confunden entre los vivos, claro de manera invisible, aunque se les alumbre con cirios o veladoras. Pero ellos están presentes y reciben la visita de familiares, en los panteones,  en donde descansan sus restos

Una vez, como ocurrió hace un año, el maestro José Emeterio Martínez Atanasio, nos envía para ésta columnilla, su aportación sobre las tradiciones, costumbres del pueblo en éstos días de Todos Santos o Día de muertos, lo que a continuación transcribimos “En nuestro país sabemos de la grandeza de las culturas prehispánicas, de aquella antigua civilización que nos heredo una gran sabiduría, un conocimiento capaz de trascender pese a todos los obstáculos, vamos a citar una pequeña parte pero muy significativa para el pueblo de México en general”.

EL CULTO A LOS MUERTOS

“Para nuestros antepasados la muerte no era más que una forma de vida. La vida y la muerte tenían la misma realidad. En la antigüedad esta celebración se llamaba “Xichimiki” (muerte florida), la cual se ofrecía a los guerreros que habían descendido al miktlan a purificarse.
Nuestros antepasados sabían que para poder subir tenían primero que luchar contra los “zenton witznawa” (nuestros defectos).
Este viaje era muy largo pasando por otro tipo de pruebas y obstáculos, mientras este viaje se realizaba los familiares oraban y quemaban inciensos para darles aliento y fortalecerles el alma; cuando retornaban del miktlan, a los guerreros se les ofrecía comida, la cual tenía un significado de espiritualidad (alimentando su alma).
También se les adornaba con flores; lo cual significaba que habían terminado la gran obra, “la purificación”. Con la llegada de los españoles y consumada la conquista espiritual los pueblos prehispánicos sufren una despersolizacion de su cultura. Donde se reforman los ritos y se convierten en formas populares del cual tenemos “el día de muertos” o “todos santos”.
Describiendo los aspectos de estas fiestas tomaremos a la región del municipio de Rafael Delgado y pueblos vecinos.
El recuerdo de familiares y amigos se hace palpable  con ofrendas en todas las viviendas. Esta fiesta tiene una duración de cuatro días (30 y 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre).
Los altares se adornan con las flores del cempoalxochitl, cabezones, moco de pavo, cozantsint y flores blancas. Las ofrendas pueden o no  tener arco. Llevan papel picado, imágenes religiosas, ceras y sahumerios, agua bendita que bendecirá a toda la ofrenda, cuando se termina de adornar, se coloca un camino hecho con pétalos de cempaolxochitl que tiene la función de señal de que se está esperando a los difuntos.
El 30 de octubre está dedicado a los bebes y adultos que no fueron bautizados colocándoles un vaso con agua en la puerta principal de la vivienda. El día 31 de octubre está dedicado a los niños que murieron y recién bautizados, se les coloca una jícara (especie de tazón de madera) con pétalos de flores, como símbolo del juego de los niños, se les coloca juguetes de preferencia de barro, madera o palma, y con respecto a la comida solo se les ofrenda pan, chocolate o atole y calabaza en dulce.
El día 1 de noviembre es dedicado a los adultos, se colocan comidas típicas de la región como el mole con especies y el mole sin especies conocido también como mole corriente, un platillo a base de caldo o polvo de maíz conocido como “ixkitl”, tamales de frijol , tamales agrios de masa  conocidos también como tamales de piedra, atole de cacao, aguardiente, también se ponen tenates y canastas rellenas de frutas y pan que se colocan por cada difunto, una veladora que significa la luz para su largo camino hacia el mas allá así como una cera por cada difunto que se espera y un vaso con agua en medio de la ofrenda.
Después de que se han alimentado y recuperado sus fuerzas para seguir la procesión  que se les ha asignado por nuestro creador (Dios).
El día dos de noviembre por la mañana se van a dejar las flores y ceras al panteón y se bendicen las tumbas. De regreso al medio día se levanta la ofrenda y se comparte con todas las amistades de la familia.  Por la tarde los ahijados visitan a sus padrinos llevándoles la ofrenda y los compadres llevan la cerveza o el licor para convivir y a la vez los padrinos esperan a los ahijados dándoles un obsequio si son menores se les da juguetes y a los mayores se les da un tenate, canasta o servilleta.

Esta tradición se ha ido perdiendo por los altos costos de los materiales, frutas, ingredientes que lleva la preparación del mole y también de que ya no se les inculque a las nuevas generaciones de lo importante que es conservar nuestra cultura. No tengamos temor de internarnos a la cultura indígena, porque nos hace amar a la humanidad, de la cual formamos parte y desterrar toda clase de complejos. Exploremos con amor nuestras costumbres y tradiciones porque hay que amar a la cultura de nuestros abuelos y su sabiduría, que son realmente los auténticos valores y raíces de nuestros pueblos no debemos avergonzarnos de ello”, muchas gracias maestros por su importante aportación para nuestros lectores, sobre todo para las nuevas generaciones, que es en donde se empiezan a diluir nuestras tradiciones….Por hoy es todo y hasta pronto.





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